Nightmares...

Muchos cometemos el error de cerrarnos al mundo, de no confiar en la gente, porque de tantas desilusiones que nos hemos llevado hemos llegado a creer que todas las personas nos mienten.

Llevamos años sumidos en peleas constantes, tanto con nuestra familia, como con nuestros amigo y enemigos.

Simplemente nos enfadamos y no damos nuestro brazo a torcer, luchamos contra todos nosostros solos, sin ayuda, por nuestra cuenta, y aunque surgirán nuevas alianzas siempre hay víctimas.

Como todo en esta vida, las peleas no son eternas, y cuando bajamos las armas pueden pasar dos cosas. Una es que comencemos a preparar una nueva estrategia. La segunda, y la que normalmente ocurre, es que nos demos cuenta de que nos ha herido el fuego amigo.

En ese momento es cuando nos percatamos de que no hemos ganado nada, de que lo hemos perdido todo, que no teníamos razón, y de que deberíamos rectificar. Pero nunca lo hacemos, el orgullo nos lo impide.

Nos sentimos solos luchando contra el mundo, sentimos que estamos viviendo una pesadilla, aunque sabemos que no es verdad, pero lo que también sabemos es que en el amor y la guerra todas las armas hacen daño, y que nosotros hemos usado todo lo que estaba en nuestro poder.

Al final decidimos que tenemos que acabar con esto sea como sea, y como todas las demás armas han fallado, la única que nos queda es el sacrificio humano.

Al final lo conseguimos, acabamos con las batallas...

Pero algunas pesadillas no acaban cuando abrimos los ojos.