Hay sorpresas que te atizan tan fuerte como una raqueta de squas, te dejan sin aliento, y lo único que te apetece hacer es echar a correr sin mirar atrás.
Hay otras que simplemente no te esperas, que no sabes reaccionar ante ellas, y te llenan de temor y de dudas.
Pero a veces las mayores sorpresas son las que te das a tí mismo, porque la verdad es que nunca sabemos con quién estamos viviendo, o los planes que tienen... Y nosotros también debemos incluirnos en este grupo.
Pero volvamos al tema, ya llego la Navidad, es hora de comprar, regalar, y hacer feliz a la gente que nos rodea, así que yo solo puedo decir...
¡Felices fiestas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario