9 de abril de 2011

Thanks...

Es de noche, corren los dos solos por la calle.
Hacia el cielo se eleva una imponente torre con un reloj casi en la punta. Marca ya casi las diez y media.
Él mira el reloj y se para. Ella también. Se miran nerviosos. No saben que decir.
El chico habla primero.
+Es hora de despedirnos, llegaré tarde.
-Yo también.
Se miran a los ojos. Un rayo de luna atraviesa las nubes que cubre el cielo nocturno y les hace brillar entre la oscuridad.
-Gracias.
+¿Por qué?
-Porque ser como eres, por decir lo que dices, por hacer lo haces, y por ser el único que me ha sabido decir la verdad.
+No hay nada que agradecer, cualquiera lo hubiera hecho.
-Cualquiera no...
Los ojos de ella se humedecen. Él lo nota, y la acaricia en la mejilla.
+¿Qué pasa por qué lloras?
-Por nada.
Él fija su mirada en ella, hasta que ella rompe a llorar.
-Por todo. Todo lo que me pasa. Siempre me pasa lo mismo. Otra vez llorando por un chico.
+¿Pero por qué?
-Porque soy tonta, siempre me pasa lo mismo. ¿Por qué tengo que enamorarme? No quiero.
+¿Y por eso te crees tonta? Escucha, tu no eres tonta. Eres la persona menos tonta que conozco. Además eres simpática y bella. Cualquiera querría que estubieses enamorada de él.
-Cualquiera, menos quien yo quiero...
+¿Y qué te hace estar tan segura?
-...
+Solo quería asegurarme.
Ella sonríe por fin. Él también.
Y bajo la perlada luz de la luna se besan.
En lo alto de la torre el reloj marca las diez y media.
Él ha perdido el tren.
Ella llegará tarde.
Pero ninguno ha perdido la mejor oportunidad que la vida les podría brindar.

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