¿Por qué digo esto?
Pues porque es cierto. Porque el ser humano se pasa la vida queriendo ser amado, pero tiene miedo a amar.
Porque queremos que los sentimientos de las personas que queremos sean para nosotros, pero nunca admitimos para quién son los nuestros.
Porque cuando queremos a alguien en vez de decirlo nos lo guardamos, perdiendo a esa persona y la posibilidad de estar junto a ella y ser felices.
Porque queremos ser felices y para ello nos regodeamos de la tristeza de los demás.
Porque nos metemos en las vidas ajenas cuando nos necesitan y no dejamos que nos correspondan cuando nos pasa a nosotros.
Porque en vez de tirar la piedra al río para que nadie vuelva a tropezar con ella nos la llevamos a casa para seguir dándonos con ella y seguir quejándonos.
Porque queremos ser amados, pero tememos amar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario