8 de octubre de 2011

I wanna be me, myself, and I...

La gente pasa toda su vida buscando sentirse feliz, sentirse amado, y afortunado con lo que tiene; pero ¿y si es eso lo que nos impide alcanzar nuestra meta?
¿Por que siempre pensamos que lo que nos sale mal es debido a factores que se escapan de nuestro control, y no a los que sí podemos manejar?
Decimos que la miseria ama la compañía, pero lo cierto, es que a veces es la compañía misma la que nos hace miserables.
Creemos que no podemos influir en lo que nos pasa, que está todo más allá de nuestro alcance, pero no es cierto. Hay cosas que son lo que parecen, una nube es una nube, un árbol es un árbol, un beso es solo un beso, pero un pensamiento es distinto...
Un pensamiento puede cambiar nuestra forma de ver las cosas, y no hablo de ver vasos llenos o vacíos, sino de la confianza que depositamos en la gente que nos rodea, haciéndonos verlos como amigos o enemigos; porque al igual que la sangre es más espesa que el agua, también es más difícil de limpiar.
Quizá no sean los lazos de sangre los que nos convierten en familia. Quizá nuestra verdadera familia sea la gente que conoce nuestros secretos y nuestros pensamientos, y que nos quiere de todas formas, para que al fin podamos ser nosotros mismos...

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